Como se explicaba en la entrada correspondiente al “arte de trufar”, en general cualquier alimento graso es susceptible de ser trufado, por lo tanto, podemos realizar este proceso con los quesos para darles un toque especial. En cuanto al modo de hacerlo, hay tres maneras principales, siendo el resultado un queso con un aroma y sabor delicioso.
- Queso trufado con ralladura
Quizá este sea uno de los métodos más actuales que podemos ver en los mercados. Se trata de hacer madurar al queso junto a ralladura de trufa, una forma sencilla de incorporar este hongo al producto. Como resultado se podrán apreciar al corte finas trizas de trufa.
- 2. Queso trufado de pasta blanda
Al igual que trufamos los huevos, los quesos pueden introducirse en un envase hermético junto a una trufa de forma que le confiera su sabor. La trufa puede introducirse entera o bien laminada (más efectivo). En cuanto a los tipos de quesos ideales que se prestan para este proceso, en concreto, destacan la torta del Casar o los quesos brie. Entre las recetas más destacables en las que emplear esta técnica destaca la técnica de alternar láminas de queso blando y de trufa para después freírlas. Una opción sencilla y deliciosa.
- 3. Queso en aceite trufado
En este caso, además de la trufa negra y el queso, se necesita un aceite trufado. En un bol o recipiente se vierte el aceite previamente trufado para después introducir en él el queso. Para que el queso incorpore mejor el aroma y el sabor suele realizarse introduciendo el queso ya cortado en porciones.
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